Que seais felices, esta, la que viene y todas las últimas noches de año que os queden por vivir.

Tras un día de intensas emociones, él decidió acostarse, su cuerpo pedía a gritos que no lo hiciese, le pedía movimiento, marcha, pero no podía hacer otra cosa, se lo debía al resto de personas, debía cumplir con lo que se esperaba de él, y sabía que lo que se esperaba no era que él saliese esa noche.
Hacía tiempo que no sentía algo así, pero tenía ganas de coger su coche y escapar, huir de esa realidad que le rodeaba y que le obligaba a cumplir con las expectativas de todo el mundo. Había dejado transcurrir el tiempo hasta que éste se había agotado, buscando así, que las posibilidades de tener un plan fuesen prácticamente nulas. Le apetecía viajar a León, y pasar la noche en cuestión en su cueva, sólo, disfrutando de esa soledad, en realidad era lo que más le apetecía. Pero su mente y el haber nacido en esa sociedad le impedía hacerlo, temía arrepentirse cuando ya fuese tarde para ello. Decidió que no iba a pensar, que iba a dejar que las cosas sucedisen como si se fuesen disponiendo sólas y así, para variar, esperaba que el destino le sorprendiera.
Como por arte de mágia el sueño comenzó a agitarse en sus sienes, con lo que decidió dar fin a la última noche de ese año.
Que seais felices, esta, la que viene y todas las últimas noches de año que os queden por vivir. Y como se que es improbable ser siempre feliz, os deseo que seais lo más felices que podáis. Besos.